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Platónica

La presentación del personaje de Lisa P. en Adventureland (Greg Mottola, 2009) merece algunas palabras. Es decir, no se trata solamente del impacto visual de semejante presencia en la pantalla (Margarita Levieva), del suspenso y el letargo de la aparición, del andar tambaleante de Lisa con sus cabellos al viento, su heladito y su mirada cuidadosamente descuidada, sino que por sobre todo la clave de esta secuencia se ubica en la reacción, en las miradas y palabras que desata y que enmarcan su entrada triunfal. Hay un antes y un después de Lisa P.

Desde que Joel (Martin Starr) explica a James (Jesse Eisenberg) porqué tanto revuelo, las breves palabras que escuchamos permiten conocer un poco más de cerca a estos dos seres increíbles. Instantes atrás hemos podido verla, la descubrimos desde el alboroto (Lisa P. is back!) y luego la hemos visto en detalle: es muy hermosa. ¿Qué más se puede agregar? La cámara lenta desglosó sus gestos, recorrió sus curvas y movimientos, suenan los Rolling Stones… parecería que cualquier elemento de más rompería con la armonía perfecta de esta composición. No es así. Siguiendo este razonamiento en torno a la mesura y al equilibrio de la presentación, como si se tratara de una figura esculpida de la antigua Grecia, Joel apela nada más que a la teoría platónica del conocimiento para poner en palabras las dimensiones de la belleza de esta señorita. Se remite a aquel mito del “topus uranus” o el Mundo inteligible, lugar celestial donde habitan las ideas modelo de todas las cosas del mundo.  Este lugar celestial está simbolizado,  en la famosa alegoría, por el hombre libre de las cadenas, un ser que conoce el fundamento inmutable de todo lo existente. El mundo sensible en cambio es aquel percibido por los sentidos, es mutable y aparente y es simbolizado por los hombres encadenados que sólo ven las cosas reales sin conocer los conceptos que las originan. Platón sostiene que sólo aquellos que tengan la capacidad y la constancia adecuadas llegarán a encontrarse de lleno con el bien en sí .

La belleza de Lisa P se asimila de este modo a una “verdad sublime”. Para darle sentido a esa figura, recordemos que Platón en Banquete dice “Si hay algo por lo que vale la pena vivir, es por contemplar la belleza”. La entrada de Lisa P.  en la rutina monótona de Adventureland es la participación en un concepto inmutable, eterno y verdadero: el amor. Es la válvula de escape, es aire fresco. Sino revisemos también lo que dice Jagger en Tops, el tema que suena en toda esta secuencia:

Have you ever heard those opening lines
You should leave this small town way behind
I’ll be your partner
Show you the steps
With me behind you´re tasting of the sweet wine of success
Cause I’ll take you to the top, baby
Hey baby
I’ll take you to the top

La belleza de Lisa P. los «llevará a la cima» porque desatará mucho más que comparaciones filosóficas eruditas. Será el contacto de estos talentosos y tímidos sabiondos con Eros. Lisa P.,  desde esta óptica, es la Venus Calipigia:  la «Afrodita de hermosas nalgas» de la estatuaria helenística.

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