«No con cualquier pintura, por supuesto, sino con una cierta pintura: pienso en concreto en el arte de los neoplasticistas, de un Theo van Doesburg, de un Piet Mondrian. Arte basado en el manejo de un número extremadamente limitado de elementos (los colores primarios) y de su geometrización en una rejilla susceptible de ser sometida a una serie de modulaciones que desembocan en la última parte de la obra de Amersfoort en una serie de rigurosas variaciones. Variaciones que instauran una verdadera dialéctica entre la identidad y la diferencia, destinada a revelar (en palabras del mismo Mondrian) el aspecto interno que se vislumbra a través de la superficie de las cosas.
(…) En el fondo, estos artistas, como Bresson, persiguen el que es (en palabras de Jean François Lyotard) el sueño del arte moderno: presentar, en este caso por la vía de la abstracción más rigurosa, lo que hay de impresentable, haciendo ver que hay algo que se puede concebir y que no se puede ver ni hacer ver.»
Sistema Bresson, Santos Zunzunegui, Robert Bresson (Cátedra, 2001)