Sangre viscosa

«¿Siente una atracción por la sangre en el aspecto gráfico? El rojo es un color esencial de su cine.

Sí, pero otro tanto podría decirse de Sam Peckinpah. Fíjense en La pandilla salvaje (The wild bunch, 1969). Hay más sangre en esa película que en todo lo que he hecho yo junto. Y, además, la sangre de Carrie es sangre de cerdo. Le vuelcan un cubo de sangre de cerdo en la cabeza, igual que en el libro. Al productor no le hacía mucha gracia, por cierto. Vino a decirme: ¿No se puede cambiar algo en esa escena?. ¿Qué? Pues no sé. Le podría caer otra cosa en la cabeza. Pintura azul, por ejemplo. Me negué porque lo horrible de verdad es que sea sangre viscosa. Y esa imagen de Sissy Spaceck cubierta de sangre no he dejado de verla desde 1976. Se ha convertido en el símbolo de la película. Nos acompañará hasta la muerte porque es de una temible eficacia en el plano visceral. Carrie no es sino una película en donde la sangre tiene un papel esencial, bien se trate de sangre menstrual, bien de sangre de cerdo. Cuanto de dramático tiene el guión lo desencadena un derramamiento de sangre. Por eso no podía sustituirse por pintura azul. Nada habría funcionado. Creo que hoy en día no podría hacerse Carrie, ¿saben? La escena de la sangre menstrual la censurarían inmediatamente. Por eso me da risa cuando cuando me hablan de la violencia en las películas americanas actuales. Fíjense en las películas de la década de 1970. ¿De verdad les parece que las de ahora son más violentas? De ninguna manera. Dicho lo cual, no tengo ningún interés particular por la sangre en sí. Nunca he hecho una película de vampiros. Y eso que me propusieron Entrevista con el vampiro, a partir del best seller de Anne Rice.»

Carrie: un tal Stephen King… Brian De Palma por Brian De Palma, Samuel Blumenfeld y Laurent Vachaud (Alba, 2003)